martes, 1 de diciembre de 2015

El tercer lado de los ojos: Porque no todos los libros son buenos.


Sería perfecto y armónico  que todos los textos que uno lee fueran buenos y pudieran cautivarlo, pero no es así. Existen muchos libros que por más que uno se esfuerce no puede lograr que le gusten, quizá la única y sencilla razón es que  no estén bien logrados o realizados. Claro aquí uno puede entrar en planos subjetivos ¿Qué es bueno y qué no? ¿Qué obra está bien lograda?

Es difícil poder distinguir tan delgada línea entre esto, muchas veces queda a valoración del lector, quien tiene de deber de juzgarlo. Es precisamente lo que haré con “El tercer lado de los ojos”. Este libro fue un regalo de mi madre, llegó a mi durante mi adolescencia y fue uno de los primeros libros que terminé de leer, también me enseño que la palaba “libro” no es sinónimo de calidad literaria.

La segunda obra creada por Giorgio Falleti (un actor y comediante italiano) nos cuenta la historia de un detective que investiga una serie de asesinatos. Durante su investigación se topa con una persona que recibió los ojos de las víctimas asesinas, está persona parece tener alucinaciones que podrían dar pistas para dar con el homicida.

La llamativa portada del libro contrasta con su profundidad argumental. La versión traducida al español de la obra carece de un amplio uso del lenguaje, limitándose a utilizar palabras  simples y fáciles de digerir, pero que terminan por ser repetitivas. El  argumento no logra su objetivo de “atrapar” al lector (por lo menos eso percibí yo)  y se puede caer en el tedio.


No cabe duda que pocos dichos son más certeros que el “No se debe juzgar un libro por su portada”, este texto sea quizá la muestra más clara del tiempo. En resumen es un mal libro, no lo adquieras.

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