La figura del hombre metálico
salvando a la gente con una pistola que desenfundaba desde un muslo es lo
primero que llega a mí mente cuando alguien menciona la palabra Robocop. Como muchos niños de los años
90’s crecí con una videocasetera bajo el televisor de mi hogar; esa pequeña
caja negra solía reproducir todas las películas que me atrapaban y mantenían
frente a la televisión por horas. Había desde caricaturas, telenovelas,
comedias hasta noticias que mi padre grababa de vez en
cuando, ahí también estaba Rocobop.
Esa lejana película creada en 1987
me intrigaba e hipnotizaba; el poder del hombre metálico capaz de barrer todo a
su paso me inspiraba una extraña especie de mezcla entre miedo, admiración y
respeto. Siempre que solían aburrirme los
dibujos animados o programas de la televisión
optaba por buscar aquella película, por un tiempo termine por ser un
completo admirador de aquella extraña figura policiaca que recorría las calles
en un insólito futuro; tenía juguetes,
máscaras, playeras incluso videojuegos donde aparecía el robot policía.
Pero los años pasaron y aquella
fascinación se fue disolviendo con el trascurrir del tiempo. Crecí y mis
intereses se alejaron mucho de las heroicas figuras salvando al mundo con un
arma desenfundada, se acercaron a los
textos, a los noticieros, y al rumbo que tomaría mi vida. Por más de una década olvide su existencia
pero un día de forma súbita me di cuenta que solo es cuestión de tiempo antes
de que los recuerdos de nuestra infancia vuelvan a recorrer nuestra cabeza.
En una ocasión, durante un pequeño
viaje en autobús apareció la nueva versión de la película ochentera, haciéndome
recordar sutilmente mis aventuras de niño, a veces cubierto con la máscara de aquel personaje u
otras veces creando historias con su figura de plástico. Por unos días comenté
el film con mis amigos y compañeros, más
por la extraña nostalgia que despertaba en mí que a su trama, que en verdad yo
consideraba aburrida y patética. Pasaron semanas y de nuevo me olvide del tema, sin embargo una
noche mientras veíamos la televisión con mi novia el comedor, apareció la
peculiar máscara plateada cubriendo toda la pantalla del monitor luego de
zapear muchos canales.
Miré la película y me envolví en
ella. La escena era justamente el momento en el que Robocop regresa a su vieja casa, donde vivió junto a su familia.
Ese instante justo donde al recorrer dichos muros y aturdido por los recuerdos
que invaden su memoria digital, el robot policía recuerda quien es y de donde
viene. Desde ese momento hasta el final el viejo film me atrapó y me hizo
recordar lucidamente aquellas lejanas
tardes perdidas en mi memoria desde hace más de quince años.
Pero no solo eso, ahora pude ver
aquella vieja película con una mirada más inquisitiva y diferente; cada escena
parecía nueva de una alguna forma aunque
fuera la misma. Coloqué especial
atención en aspectos que nunca antes vi,
me impresionaron muchas cosas de ese film que recordaba más por sus
escenas de disparos y su constante acción hollywoodense que por si intrigante y
curiosa trama. Me quede atento hasta que aparecieron los
créditos, entonces entre de los muchos
pensamientos que llegaron a mi cabeza
destacaron dos; uno de ellos eran las similitudes entre la realidad y la
fantasía.
Pero aún después de que acabó no
pude sacar de mi mente ese momento en el que el hombre llega a su casa y
observa con un rostro humano su viejo hogar, recordando las sonrisas de su hijo
y las caricias de su esposa. La figura
de esa persona transformada en maquina me causo una fuerte impresión, nunca
había visto con esa mirada aquel filme, incluso hasta ese entonces me parecía
tan poco trascendental como cualquier otra película de acción estadounidense.
Sin embargo ahora todo había cambiado, observé desde otras perspectivas,
imaginé la angustia de ese hombre a volver al saber que solo vera a su familia perdida en su memoria. Este sentimiento se volvió más intenso cuando
esa figura más humanizada que robótica se acerca su vieja compañera de trabajo
en otra escena; Robocop pregunta por
su familia y ella le consta que se marcharon a otra ciudad, entonces con una
mirada perdida, el rostro sin máscara de Murphy(nombre humano de Robocop) voltea hacia ella solo para
decirle “Puedo sentirlos, pero no recordarlos”, luego le pide a su amiga que lo
deje solo.
No solo esto, el ambiente también me cautivó; la película se desarrolla en un futuro
desolador donde la policía no es capaz de enfrentar a los criminales y donde el
caos reina por gran parte de las calles. Ante dicha circunstancia las
autoridades se ven forzadas a realizar cuestionables métodos éticos para hacer
valer la ley, al grado que estos mismos
terminan por hacerlos parecer los propios criminales en gran medida por
sus acciones deshumanizadoras. Por si esto no fuera poco, los pocos cuerpos de
seguridad que existen en las ciudades se perciben débiles y desunidos, al grado
de que se plantea una huelga.
Esta tarde cuando acabe de pensar en la vieja película
de mi infancia otra sensación me recorría,
no pude pensar en lo similar que resultaba ese futuro imaginario en
aquella película, salvo por el humanoide
robotizado casi todo lo demás se podía respirar igual. Entonces al son de mis
pisadas contra el suelo imaginé que ese
futuro que ellos pensaron lejano llegó antes de lo esperado, y que de hecho lo estebábamos
viviendo ahora mismo nosotros, solo que para nuestro pesar no existía un héroe robot
capaz de salvarnos. Que el tiempo hable.
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